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PROCESO DE DUELO y FLORES DE BACH

Todo proceso de duelo es un desafío que a lo largo de la vida atravesamos muchas veces. Según la cercanía con el ser querido, las circunstancias de esa pérdida, nuestra propia edad, nuestros proyectos y nuestras creencias, será más o menos intenso el dolor y el sufrimiento que esa muerte represente para nosotros. 

 

Una pérdida siempre es significativa, pero cuanto mayor era el vínculo con el ser querido, podrá provocar un sin fin de emociones que van desde la conmoción, impotencia, frustración, quebranto, culpa, intranquilidad, conflicto hasta finalmente crisis emocional.

 

Su duración va a variar dependiendo del grado de importancia y valor afectivo que hubo con la persona y lo inesperado o no de ese suceso.

 

El acompañamiento floral puede hacerse desde varios lugares, dependiendo principalmente de las creencias de la persona. Es importante trabajar las emociones que van surgiendo, ya que que no hacerlo, sobre todo si la persona fallecida tenía un lazo muy estrecho con nosotros, puede provocar depresión latente y constante, con las consiguientes consecuencias tanto físicas como psicológicas.Lo ideal, es que las personas podamos considerar la muerte como parte de un proceso natural en la vida. Sin embargo, muchas quedan embargadas por la pena o la confusión y aún más cuando se tenía una relación difícil con quien falleció o quedaron cosas no dichas, proyectos inconclusos y hasta culpas, reales o no. Todas esas situaciones definitivamente complicarán aún más el proceso de duelo. En estos casos, es común que lidien con éste dolor más tiempo del que quisieran y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Estas personas pasan por lo que se conoce como “un duelo complicado” y particularmente a ellos les podría beneficiar la ayuda de un profesional que se especialice en este tipo de tratamiento, si es que la depresión se ha instalado.

Después de la muerte de alguien cercano, podremos experimentar todo tipo de emociones y es normal sentir tristeza, frustración, rabia y hasta agotamiento pero a pesar de esto debemos aceptar nuestros sentimientos y mencionar el tema con cierta frecuencia. Hablar sobre la muerte de nuestro ser querido a amigos y familiares, nos ayudará a comprender qué fue lo que sucedió y nos ayudará a recordar a quien ya no está, con más serenidad y aceptación. 

 

Un proceso donde se aprenda a reconocer los pasos y etapas que se están atravesando, permitirá finalmente volver a conectarnos con la vida desde un lugar de mayor conciencia y sabiduría.

 

Pasar por alto las emociones que se van sintiendo, tiene como riesgo terminar estacionados en un punto de dolor y tristeza del que cada vez se hace más difícil salir.

En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es total. Es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de sentir), familiar (nos duele el dolor de otros), y espiritual (nos duele el alma). En la perdida de un ser querido, duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele. Historias de duelos anteriores no resueltos, son un factor a tener en cuenta cuando se produce una pérdida importante porque seguramente la nueva ausencia nos traerá al presente antiguos dolores no resueltos.

 

Flores de Bach y Proceso de Duelo
PROCESO DE DUELO

FLORES DE BACH y PROCESO DE DUELO

 

Toda muerte, representa una pérdida para los que quedan. Desde la muerte de alguien no tan cercano como un familiar al que vemos poco, hasta la muerte de un padre, hijo o compañero de vida con todo lo que ello representa. 

 

En las muertes más lejanas, el proceso de duelo pasará casi inadvertido, dependiendo el grado de relación y trato que existía con el ser ausente. Aún en esos casos, es necesario atravesar las etapas siendo consciente que las emociones están presentes de una u otra manera.

 

En aquellas muertes en que el vínculo era muy estrecho, las etapas se darán con mayor intensidad y se vuelve indispensables atravesarlas y respetar sus tiempos y maneras de manifestarse.

 

Las flores de Bach, trabajándolas de manera personal o a través de un acompañamiento floral, son una excelente herramienta para que el proceso de duelo nos permita avanzar y no se convierta en la base de futuras dolencias y enfermedades.

 

Aunque no hay fórmulas estándares ya que cada persona trae consigo sus propias vivencias anteriores y su propia personalidad, RESCUE REMEDY para los primeros momentos, WALNUT para adaptarse a esa nueva realidad, SWEET CHESTNUT para la angustia extrema que nos oprime; STAR OF BETHLEHEM para el shock o trauma posterior,  son algunas de las flores que seguramente ayudarán a vivenciar de la manera más equilibrada posible las distintas emociones que van surgiendo. Por supuesto, las fórmulas deben integrarse con las flores caracterológicas de cada uno, ya que el grado de intensidad también depende de nuestra propia manera de encarar la vida.

 

EDUARDO GRECO en su libro MUERTES INESPERADAS, sostiene con gran acierto, que lo que no puede pasar es que una muerte resulte inútil. Para quienes nos quedamos, la desaparición física del ser querido tiene que representar un aprendizaje de cuál es el sentido de nuestra existencia y de la mejor manera de vivir nuestra propia vida. No es un camino fácil, pero si es un camino que cuando llega a su fin, abre la puerta de un nuevo comienzo para nosotros. Detrás de todo proceso de duelo, hay siempre la posibilidad de un aprendizaje. Podemos aprovecharlo o no.

 

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